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Sunday, March 03, 2013

Podrá surgir la clase social amigos del gobierno.



24 años de peronismo político como una forma de clase dominante en la Argentina, que define el rumbo social, político, económico y cultural desde su práctica desde el Poder del Estado, y que determina una composición orgánica de las instituciones de la República, está tejiendo una telaraña de Poder de manera evidente desde las perspectivas de la dialéctica materialista. El peronismo realiza una relación de hechos de corrupción que los tiene de sujeto activo y agente.
         Desde el inicio de esta última etapa peronista, de estos 24 años, se ha organizado un sistema de relaciones de corrupción con las privatizaciones de empresas estatales a las que se les adosó empresas de servicios manejadas por sindicalistas peronistas que actuaban dentro de esas mismas empresas estatales. Por ejemplo, en los ferrocarriles se le ha dado a Pedraza la empresa de servicios para los ferrocarriles del Sarmiento. Empresas que son obligadas a ser contratadas por la privatizada que capturan grandes desembolsos desde el Estado. Es un gran favor de cambio dado que sin ellos, los sindicalistas, no hubieran sido posible las privatizaciones en los primeros años 90. Así, esta naciente corrupción “productiva” de ganancias a los peronistas tanto en el gobierno como en las empresas fue una organización delictiva dentro de los ámbitos de las empresas privatizadas con el Estado. La gran masa de dinero y de la caída subsiguiente de las ganancias hace que, en los mediados del 90, el Estado tome grandes créditos para pagar el gran aparato corruptivo para que las empresas nacionales funcionen aunque sea de modo precario. Llega un momento crítico de acumulación de deudas, en los 2000, que fue imposible seguir pidiendo prestado a los usureros internacionales. Se llega a si al fin de la etapa primaria, o primera fase, de este modelo económico que al no ser modificada aunque sea en parte, hizo estallar en mil pedazos a la economía real a fines del  año 2001. Al necesitar más dinero se apeló a saquear las cuentas personales de millones de ahorristas. Y sin poder solucionar el problema de la corrupción de privatizadas y sindicatos expoliadores, como base profunda del problema,  se abrió otro más grande en la superficie de sociedad civil económica de la argentina, haciendo estallar por el aire. El gobierno de ese periodo de paréntesis político, que no quiso, o no vio, esta escandalosa corrupción peronista también voló por los aires literalmente en helicóptero.
         Se llega así a la etapa superior del sistema primario de la corrupción peronista. Parcial porque se daba dentro de las ex empresas estatales y sus expoliadores los sindicatos peronistas, llamados burocráticos, pero que dejaron una gran ganancia de dinero para sus dirigentes. Tanto que estos, fiel a la cultura argentina, invirtieron en estancias de ganado vacuno y de producciones agrarias. En los años posteriores al 2001 se va a ampliar este proceso de producción de plusvalía basado en la corrupción de empresas y obras dentro del espacio público hacia otros ámbitos públicos.
Las grandes obras públicas como, pavimentación de rutas, autopistas, viviendas son realizadas por nuevas empresas contratistas creadas bajo la supervisión federal del mismo gobierno.  Las obras públicas de plazas, edificios de centros culturales, espacios públicos específicos como tecnópolis, y otros son hechos sin ningún tipo de control presupuestario y fuera de él, donde se pone a circular cantidades de dinero sin dar cuenta a nadie. Mientras que por otra parte surgen empresas de amigos, como las de los juegos de casinos, y de empresas de medios que se amplía y crece cada día que pasa discriminando las pautas oficiales que financian a los amigos y desfinancian a los no amigos. Esta es la segunda etapa o etapa superior de la corrupción orgánica del Estado Nacional de estos días del 2013.  
         La fuente de financiación de todo este sistema corruptivo de la economía nacional surge de la renta agraria  argentina. Renta que además tiene un alto componente de renta extraordinaria por la calidad de sus suelos y sus grandes extensiones. Este modelo de economía nacional que hace circular la renta nacional hacia el sistema de corrupción de producción de acumulación de esta renta en los dirigentes y amigos del peronismo va conformando esa clase dominante dentro de nuestro país. Con la particular relación de que el sistema de producción de ganancia de dinero tradicional de capital argentino no se halla afectado en sus desarrollos. Todo depende de la renta del campo. Pero mientras crece el poder económico productivo del ámbito peronista los demás sectores económicos entran a depender de esa clase y por eso en dominante. Sin embargo, como el dinero que surge de la renta proviene del intercambio de mercancías internacionales, y su interrupción eliminaría todo este círculo perverso de la economía argentina, queda de modo dependiente de este mercado. De esta manera  se ve que a los intereses extranjeros quedan a salvo de los zarpazos de empresas de los amigos y funcionarios peronistas. Las empresas extranjeras en corporaciones que manejan el comercio mundial si ven peligrar sus inversiones en la Argentina pueden trabar el intercambio de cereales y carnes o trabar las cuentas bancarias de los funcionarios y peronistas en el extranjero.
         Entonces, tenemos que las necesidades del sistema orgánico de corrupción argentino va a tener que operar en mayor escala, esta vez en la producción real del aparato productivo argentino adquiriendo fábricas y empresas distribuidoras o de servicios de energía. Pero la adquisición a precio de quiebra es la mejor manera para ellos tal como la empresa de imprimir billetes lo hizo el vicepresidente Boudou. Para tramar toda esta segunda etapa superior, expandiendo el modo de corrupción productiva, es que se lanzó ese avance hacia el Poder Judicial. Interviniendo la justicia y creando las condiciones de legalidad a sus medidas perversas para quedarse con empresas que podrán ser expropiadas por decisión gubernamental.
         La historia nos ofrece  innumerables nacimientos de clases sociales que luego son dominantes cuando sus agentes se apoderan el Poder del Estado. Este tiempo del peronismo es una más en la historia de los países en la que se intenta la ascensión de una clase subalterna a la posición dominante dentro de una nación, pero que no lo hace por ser mejor económicamente sino por corromper las funciones del Estado Nacional hacia un grupo de amigos partidarios. Las clases sociales realmente ascienden a la posición dominante cuando son más productoras de más valores nuevos, en bienes de cambio y de bienes uso, de lo que eran las anteriores clases dominaban la producción. El sistema de corrupción general de este período es un gasto enorme consumo de riqueza y resta también no dando ningún bien de cambio equivalente por su funcionamiento. Lo que equivaldría decir que es una clase parasitaria que intenta ser forzada ser la dominante sin tener recursos reales concretos para ese fin. Un suicidio económico estrepitoso.   

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