Transrelatividad.
El amor después del amor es una ceniza roja amontonada en
algún rincón de la vida.
Y el viento que desparrama el recuerdo por los poros del
pensamiento hace recobrar el súbito ardor en esos restos de una antigua agonía.
El sol después del sol sobre la pasión nunca contenida
eclipsa y elimina la ceniza roja para encontrar otro paisaje de amor primitivo
donde nuevamente la agonía eterna renace
en la carne salvaje de nuestro ser barroso.
Y así, otra constelación más lejana a la tierra conocida se
nos brinda de alegoría a este otro amor que excede a la eternidad de nuestra anterior
desdicha.