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Saturday, May 25, 2013

Los días de mayo en 1810.


Este trabajo lo había preparado para desarrollar en el programa “Estación Plural” al que amplié algunas partes del resumen.
Resumen de la semana de mayo de 1810.
Son tres fases las que se desarrollan en la Revolución.
1-La iniciación revolucionaria y los planes contrarrevolucionarios;
2- la contrarrevolución triunfante hasta el 25;
3- y la revolución que impone el gobierno patrio.

Desarrollo:
Los ánimos del pueblo de Buenos Aires con el Virrey Cisneros eran ásperos. Los acontecimientos de 1806 y 1807 habían hecho nacer un fuerte sentimiento independentista muy fuerte. En aquellos años, de las (1ª y 2ª) invasiones inglesas, nació el fuerte espíritu de independencia que dio fuerza material a los nuevos conceptos de la política moderna. Pronto buscarían su consolidación en manos de grupos con los primeros patriotas, que eran el fermento de las críticas al gobierno virreinal.
 Desde enero de 1810, además del poco favor popular, al virrey Cisneros se le conmueven las bases de sustentación: las caídas de las fuerzas españolas ante las de Francia. Estas noticias reavivan los sentimientos libertarios. Puesto que desde el mes de marzo existían ya grupos consolidados de hombres, que resistían a la autoridad del virrey, reuniéndose en secreto en la fábrica de Vieytes, en la quinta de Orma, o en la casa de Rodríguez Peña, el Virrey Cisneros, con el fin de ocultar la información, ordena que detengan todas las naves que venían de Europa en Montevideo y requisarlas, con el objetivo de evitar que  los acontecimientos de España sean conocidos por estos fervorosos patriotas.

El 18 de mayo llega la noticia de la caída de la Junta Central y Cisneros da a conocer un manifiesto en el que da una versión arreglada de los hechos dramáticos de España, a fin de evitar los rumores de aquella caída. El manifiesto publicado pide que se reúnan todos los gobernadores en un punto central equidistante para un gobierno que represente al rey Fernando VII. El Virrey espera con esta declaración que en América subsista el trono de los reyes católicos.
El mismo día a la noche se reúnen los grupos de vecinos en casa de Martín Rodríguez y en la Rodríguez Peña. Resuelven gestionar la convocatoria a un congreso general para adoptar medidas acorde con la crítica situación. Se encarga a que Lezica se dirija al Cabildo para pedir un Congreso general, y a Castelli que hable con el síndico Leiva, del virrey, con el mismo fin.

El 20 de Mayo Lezica se entrevista con Cisneros al que le dijo: que “el fermento popular era grave y que cuerpos armados y particulares le habían pedido que hable con él a los efectos de convocar a cabildo abierto para tratar sobre la incertidumbre de las Américas”. El Virrey se niega diciendo: que los pueblos de América estaban seguros bajo el gobierno y protección de los virreyes, quienes unirían su autoridad con las representaciones de las provincias a fin de constituir un gobierno que conviniese a la circunstancias. Sin embargo, asesorado por el síndico Leiva del gobierno, se convoca a un cabildo abierto para el 22 de mayo con el fin de oír al pueblo y adoptar providencias.
Apenas termina la intervención de Lezica, se dan comienzo a los planes contrarrevolucionarios. Se acuerdan planes en conjunto  con El Cabildo y el Virrey para arreglar todo a favor para las autoridades españolas. La propuesta será que se deba reunir a los gobiernos de provincias para que alguna resolución tomada por el Congreso  sea válida.  

El día 21 de mayo, Lezica y Leiva piden en el Cabildo que se reúna el Congreso general. Se envían una delegación al virrey para tal fin y se concede el congreso. En esos momentos se reúne una multitud en la plaza. Cornelio Saavedra les dice a los manifestantes que se ha accedido al pedido del pueblo. Sin embargo ellos reclaman la suspensión del cargo del virrey. Saavedra les dice lo que quieren la multitud en la plaza a los regidores y éstos le piden rogando que  trate de disolver a la multitud. El comandante de Patricios  logra que vuelvan a sus casas.
Luego, los regidores, pensando que la gente se fue para no volver más, preparan los planes contrarrevolucionarios. Confeccionan invitaciones para su propia gente, y calculando los detalles para asegurarse de antemano una asamblea adicta, los regidores se quedaron tranquilos luego de esa agitada jornada del 21, pensando en los encargados en repartir las invitaciones preparadas.

El 22 de mayo se abre el Cabildo Abierto. De los 450 invitados  por los regidores solo fueron 250. Los 200 faltantes se debió a que las tropas apostadas en la bocacalles no dejó pasar a los invitados y dejaba a pasar a los amigos revolucionarios dándoles invitaciones sin nombre.
Los debates en torno a cesación de la autoridad real y la reversión de derechos al pueblo eran expuestos con largas exposiciones. Los argumentos de los contras eran mantener la unidad política evitando la proliferación de soberanías como pueblos hubiera. Se votaron diferentes propuestas y como se llegó al fin del día, se propuso alargar el acta hasta el día siguiente y escrutar los votos a varias propuestas y fórmulas. Sin darse cuenta, los patriotas delegaron el poder del Congreso en el del Cabildo.

El día 23, el Cabildo gobernante revoca la continuación del Congreso y archiva los votos emitidos. Burlando los votos del día anterior con fraude, el Cabildo se atribuye la conformación de una junta de gobierno presidida por Cisneros. La contrarrevolución triunfó. Los votos en realidad eran 69 a favor de la continuación del Virrey y 155 por su cesación en el mando. Una clara demostración de haber anulado toda la deliberación y votos del día anterior.
Ese día 23 comunicó al virrey que debía dejar el cargo y aceptar la presidencia de la Junta. El virrey no aceptó y pidió que se reúnan los comandantes para pedir su opinión. Los comandantes reunidos prontamente, expresan que el ansia del pueblo es que se hiciese pública la cesación del Virrey y reasunción del mando en el Cabildo.  Se publica el bando en que el Cabildo va a elegir una junta de gobierno.

El día 24 de mayo, en el acuerdo de este día, el Cabildo burla nuevamente a los patriotas y diciendo que habían deliberado eligiendo que Cisneros continúe en el mando asociado con los señores… Solá, Castelli, Saavedra e Inchaurregui. Se dictó un reglamento constitucional con 13 artículos, para encubrir todo el fraude de ropaje jurídico.
Con todo aparato a las tres de la tarde, en la sala capitular, se llevó a cabo la ceremonia del juramento.
Conocida esta nueva situación los ánimos se enervaron y se agitó la acción de los patriotas para lograr la convocatoria a otro congreso esta vez con una nota con quienes deberían ser miembros de la junta firmada por muchos vecinos. La juventud había redactado la representación escrita que se elevaría al cabildo que fue inspirada por Berutti y French y que circuló toda la noche del 24.

El 25 de mayo, desde la madrugada los patriotas ya habían tomado posición en la recova adoptando como distintivo una cinta azul y blanca que exhibían en los sombreros o en el ojal del saco. Estas cintas identificaban a quienes portaban armas, la cinta blanca para quienes portaban sables o puñales y cintas azules quienes portaban armas de fuego.
El Cabildo se reunió a las 9, y, en vez de tratar la nota presentada la noche anterior, los regidores resuelven conminar al Cabildo al cumplimiento de su obligación de sostener su autoridad, haciendo uso de la fuerza pública si fuera necesario.
Apenas se despachó el oficio, la multitud ocupó el Cabildo y algunos entraron a la sala de acuerdos. Expusieron que el pueblo se hallaba disgustado y que era necesario cambiar la resolución del día 24. El Cabildo continuó con su posición y decidió consultar a los comandantes de cuerpos para contener al pueblo por medio de la fuerza.
A las nueve y media se hizo una reunión con los comandantes en la sala capitular. Leiva les expuso los acontecimientos a los militares: Los jefes de los regimientos españoles no hablaron siquiera. Los demás le dijeron que no podían sostenerse a sí mismos si cumplían con esa orden. Fue en esa situación que, quienes estaban en los corredores golpearon las puertas de la sala capitular “exigiendo saber de que se trataba.” Martín Rodríguez  tuvo que salir a calmar  los ánimos.
Terminada la reunión, el Cabildo cambió la resolución y envió a una delegación pidiendo la renuncia a Cisneros, y que la presentase sin protesta alguna. En el término de dos horas el espíritu de los regidores pasaba del heroísmo al pánico con una perturbación galopante.
Apenas bien llega la noticia al Cabildo de la renuncia, los diputados del pueblo exigieron que la autoridad la reasumiese el pueblo y no el Cabildo, que se había excedido en sus atribuciones en estos días. El pueblo se negaba a delegar la suprema autoridad en otros poderes constituidos que dejaba la disolución de la Junta Central. Designaban, así, ellos a los miembros de la Junta de Gobierno. Este es el sentido de la profunda revolución jurídica que acababa de consumarse.  La revolución acababa de triunfar: el pueblo había impuesto los nombres de las personas que ocuparían el gobierno.

Bibliografía consultada: Historia de la Nación Argentina. Vol. V; Ricardo Levene; 1941.


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