Caperucita no existe, los lobos si.
Los
capitalistas son como manadas de lobos inteligentes que tienen corrales de
ovejas cada una cuidándolas para su alimento diario. Si una de las manadas se
descuida vienen las demás y le saquean su corral.
Lobos extremadamente inteligentes
como para ponerse de acuerdo entre sí para arremeter contra otras manadas
solitarias y sin alianzas para sacarles las ovejas e incrementar el corral de
los líderes lobos organizados.
La manada que más grande logra su
corral se constituye en la principal y domina a las demás manadas. Para
mantener eso está todo el día y la noche alerta a cualquier movimiento que la
amenace. Y mientras mas vigilante y tenaz están los lobos líderes de la manada
dominante, adentro de su corral ocurren cosas terribles. Cada tanto, lobeznos
audaces aprovechan para medrar a su antojo dentro mismo del gran corral. Si los
grandes lobos tardan en advertir esta situación, otros lobeznos se unen al
audaz y juntos hacen de las suyas, como buenos salvajes que son, dentro del
gran corral diezmando a diestra y siniestra ovejas tiernas y sabrosas con mucho
placer y alegría. Esta gran diversión aumenta día a día y pronto los lobos líderes
lo perciben.
Por más castigos que le impongan a
los lobos jóvenes y que nunca son graves, pues no quieren despojarlos de su
naturaleza lobo, la gran pérdida de ovejas no puede ser repuesta.
Así, mientras amonestan con sermones
de buen lobo a los jóvenes, los líderes se ponen a planear como quitarles a las
otras manadas dominadas la parte de ovejas que necesitan para seguir siendo los
dominantes.
La vida de los lobos transcurre
siempre de esta manera. Porque además de ser salvajes lobos por naturaleza se
dedican en aprender a ser los buenos lobos de perfecta ferocidad.
Los capitalistas nos dicen que este
mundo es el mejor.
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