es una poesía aunque no lo crean.

Poesía de violencia.

Una larva viscosa se desprende perezosa de los plátanos.
Lenta, con apenas temblores imperceptibles, rueda entre droseras, a las robustas raíces que describen una geometría de fracturas ampulosas en la centenaria plaza.
El hombre de caminos montañosos suspende su tiempo pagano de abismos para descansar entre frescos aromas de hierbas urbanas. Mientras, en un salto frenético, el grasoso organismo se adhiere a su piel como gabela de una obscena actuación en simulacro de vida.
Ahora sube como excrescencia inodora hacia el centro vital de aquel ser cansado. Aprovecha, en oportunas jugadas, los recovecos frágiles, débiles, del cuerpo humano haciendo nichos para consumir su fuerza milenaria. La deformada larva tiene su orgasmo secreto en repeticiones impotentes.
El cerebro y las sensibles células nucleares inquietan al hombre sobre su violación encubierta. Y entonces, se baña.

Resurreción hipervital

He vuelto. Los virtualismos digitales se cayeron y me han borrado el cerebro de la computadora. La gira de los hipernautas ha pasado varias veces sin que yo pueda tocar sus puertas imaginarias. Volví y soy millones, diría Espartaco con su ejercito revolucionario del romarum populus. Como toda resurrecion se han cambiado las facetas antiguas por otras mejores. Renovado y con mejoras tendré nuevas intervenciones para el mundo garay.